En el corazón de la provincia de Huancayo, Meri Astucuri Ventura (31) ha logrado unir con éxito la cultura milenaria de su pueblo y la habilidad heredada de sus padres, para emprender un negocio que ha llegado a diversas regiones del país: los mates burilados.
Estas son piezas hechas del fruto de la calabaza, ornamentados de forma artesanal con un buril (herramienta de corte y grabado que tiene forma de punzón), que se elaboran especialmente en el Valle del Mantaro, en la región Junín y en la provincia de Huanta, en la región Ayacucho.
Cuando tenía apenas 12 años, Meri se inició como aprendiz de sus padres, don Esteban y doña Alicia, quienes hoy superan los 60 años. Sin embargo, aunque ella y su familia practicaban esta artesanía, su principal fuente de ingresos provenía de la agricultura y trabajos de mano de obra.
Pasaron los años y, cuando Meri quedó embarazada de su cuarto hijo, sintió la necesidad de generar un ingreso extra para su familia. Fue en ese momento que ingresó al programa Juntos y los gestores locales la impulsaron a tomar la decisión de emprender y sacarle provecho al arte que corría por sus venas.
Así nació su taller en Cochas Chico, a solo 8 kilómetros de la ciudad de Huancayo y su puesto en la feria dominical, que ha sido un punto clave para expandir su negocio.
“Gracias a nuestro puesto en la feria dominical, hemos logrado llevar nuestro arte a otras regiones como Cusco, Huancavelica, Ayacucho y Lima. Los pedidos al por mayor son frecuentes y los atendemos con gran compromiso, porque no solo estamos vendiendo un producto, estamos transmitiendo nuestra cultura y nuestras tradiciones”, comenta Meri con orgullo.
Entre las técnicas que Meri utiliza para darle vida a sus mates burilados, destacan la “primavera”, que presenta mates pintados sobre fondos oscuros con colores vibrantes; la “trilogía”, que se caracteriza por el uso de colores básicos como blanco, negro y crema; y los tallados de “paisajes”, que reflejan la flora y fauna de la zona en fondos claros y oscuros.
“Cada pieza representa nuestras costumbres, danzas, paisajes, y animales típicos de la región. Este arte ancestral ha sido transmitido por generaciones, y ha convertido a Cochas Chico en la cuna de este arte, que ha ganado reconocimiento mundial”, afirma.
A pesar de los logros alcanzados, su sueño sigue siendo crecer aún más. “Quiero tener una tienda en el centro de Huancayo, y también poder llegar a otras regiones sin depender de los intermediarios que, muchas veces, compran al por mayor y luego venden a precios excesivos”, señala Meri.
El legado no solo es de Meri. Su hijo Yair, quien con tan solo 10 años ya muestra destreza en la pintura de mates, también participa activamente en el negocio familiar. “Mi abuelo Esteban me está enseñando a tallar el mate y me encargo de dibujar”, dice orgulloso.
“Mi mensaje para todas las mujeres de la región Junín es claro: no importa el tipo de emprendimiento que elijan, den ese primer paso. Aunque es difícil empezar, los mayores beneficiados son nuestros hijos, quienes tienen más oportunidades de educación. Y qué mejor manera de hacerlo que basándonos en nuestras tradiciones culturales”, concluye Meri con una sonrisa de esperanza.
Actualmente, la Unidad Territorial Junín del Programa Juntos apoya a 733 mujeres emprendedoras en toda la región. De ellas, el 29.6% (217) se dedica a la artesanía, contribuyendo al sustento de sus familias y convirtiéndose en ejemplos de superación y crecimiento.
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